Stellantis, Seat, Ford y Audi paran la producción por falta de chips y agudizan la crisis del sector
El sector de la automoción esta viviendo su pandemia particular. Grandes marcas a nivel mundial se han visto obligadas a echar el ralentí ante la falta de semiconductores desde finales de 2020. Una crisis que parece no ser cosa de un día y que ha llevado a Stellantis, Seat, Ford y Audi a paralizar de nuevo sus fábricas durante las próximas jornadas por la escasez de chips, profundizando la caída en la producción que se viene dando en los últimos meses.
Este viernes, la línea dos de Seat Martorell -que acoge tanto el Seat León como el CUPRA Formentor- detendrá su producción. Una medida que la compañía ya contemplaba ante la falta de estos componentes. La dirección de Seat y el comité de empresa acordaron recuperar durante el mes de agosto la producción perdida durante el año, que asciende a cerca de 24.000 coches. Ante esto, Seat reforzará la producción en septiembre durante los fines de semana, ampliando los turnos de sus dos líneas de producción. La paralización de sus fabricas ha sido recurrente durante este 2021 por la falta de semiconductores: en julio detuvo su producción durante varios días y de enero a mayo tuvo aplicado un ERTE que afectó a 550 trabajadores con diferentes paros.
Un caso muy similar van a vivir las dos fabricas que Stellantis tiene en España. El grupo resultante de la fusión entre PSA y FCA ha paralizado las dos líneas de producción de la planta automovilística de la compañía en Figueruelas (Zaragoza), desde el turno de noche del domingo, 22 de agosto, hasta el jueves 26 de agosto. Por su parte, la planta de Vigo, la de mayor volumen del consorcio surgido de la fusión de Fiat con Peugeot-Citroën en nuestro país, también suspenderá su producción durante una semana -del 23 al 29 de agosto-. Estos paros se suman a los realizados ya los días 22 y 23 de julio y el 15 y 16 de agosto. Asimismo, Stellantis, inmerso en la reestructuración de su red de concesionarios, ha acordado ampliar el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) hasta el 31 de diciembre por la falta de piezas.
Audi y Ford
El fabricante automovilístico alemán de la gama alta Audi va a mandar a 10.000 empleados de las fábricas de Ingolstadt y Neckarsulm a un ERTE ante la imposibilidad de continuar la producción de miles de vehículos debido a que faltan semiconductores. Audi ha informado este jueves de que en Ingolstadt (Baviera) se van a parar todas las cadenas de montaje hasta el 30 de agosto, medida que va a afectar a 6.000 trabajadores.
Audi también espera tener que interrumpir la producción en septiembre y mandar a sus empleados a un ERTE por falta de chips, aunque como los libros de pedidos están llenos, también prevé turnos adicionales varios fines de semana. Por falta de componentes la marca de los cuatro anillos no pudo producir 50.000 unidades en el primer semestre.
El fabricante estadounidense Ford también va a interrumpir la producción en Colonia, donde ensambla el Fiesta, de nuevo por falta de chips por problemas de suministro de un productor de Malasia debido a la pandemia.
Hasta 2022
La recuperación de las ventas de coches en el tercer trimestre del año -gracias a los planes de apoyo al sector de los distintos gobiernos- provocó que la demanda de esta diminuta pieza se disparara por el aumento de los pedidos de las compañías tecnológicas hasta crear un cuello de botella que durará como mínimo hasta 2022, según un informe elaborado por la consultora Bain & Company.
Otro palo en la rueda para la recuperación del sector es la guerra entre China y Estados Unidos. Mientras los chinos tratan de ralentizar la emergencia tecnológica de los norteamericanos, éstos aprietan para lograr cuanto antes la autosuficiencia en esta industria clave, una aspiración todavía fuera de su alcance. El país norteamericano, en la década de los 90, manejaba una cuota de mercado del 38% que a día de hoy se ha trasformado en tan sólo un 12%.
Por su parte, los semiconductores representan para la economía china el factor más importante en términos de importación. En 2019, el gigante asiático adquirió 266.500 millones de euros de estos productos. Unos datos que para Estados Unidos se han convertido en un peligro para la seguridad nacional que en los últimos meses ha agudizado aún más los cuellos de botella en el sector.
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